Un extracto de su texto, El Otro, a continuación
Hoy maté a mi mejor amigo. En este mundo nomás quedamos animales. Hasta hoy me doy cuenta que la ropa y el lenguaje nos mantuvo como fieras amaestradas por siglos, pero nunca dejamos de ser bestias. Finalmente, hace unos días, el país, no, la raza humana, cedió.
Alguna vez leí que nuestra empatía antropológica se manifiesta en proporción inversa a la cantidad de personas sufriendo. Incontables veces le di unas cuantas monedas a algún vagabundo en un semáforo, pero nunca me vi movido por la enorme cantidad de niños que muren en países que nunca pisaría.